Wednesday, June 23, 2010

Saint Maria Maravillas de Jesus biography in English


Saint Maria Maravillas de Jesus Pidal y Chico de Guzrna'n was born in Madrid, Spain, on 4 November 1891. She was the daughter of Luis Pidal y Mon, Marquis of Pidal, and Cristina Chico de Guzma'n v Munoz. At the time her father was the Spanish ambassador to the Holy See and she grew up in a devoutly Catholic family.
She made a vow of chastity at the age of five and devoted herself to many charitable works. After coming into contact with the writings of St. John of the Cross and St Teresa of Jesus, she entered the Carmelite monastery of El Escorial in 1920. Four years later, Sr. Maravillas and three other religious founded a Carmel in Cerro de los Angeles where she made her solemn profession that same year. The monastery quickly grew and in 1933 she made a foundation in Kottayam, India. From this Carmel other foundations were made in India.
During the Spanish Civil War the nuns lived in an apartment in Madrid. In September 1937 they were able to found another Carmel in the Batuecas (Salamanca).
In 1939 they were able to restore the monastery of Cerro de los Angeles. Even amid enormous deprivation, Mother Maravillas instilled courage and happiness, always being an admirable example to her daughters.

In the following years foundations were made in Mancera de Abajo, Duruelo, Cabmia, Arenas de San Pedro, San Calixto, Aravaca, Talavera de la Reina, La Aldehuela and Montemar-Torremolinos. She then restored and sent nuns to her original Carmel of El Escorial and to the venerable monastery of the Incarnation in Avila. In order to unite the monasteries founded by her and others attracted to them, in 1972 she obtained approval from the Holy See for the Association of St.Teresa.
She distinguished herself by her faithfulness in fulfilling the Rule and Constitutions of the Discalced Carmelites and supported many charitable projects for the poor in Spain. She had a great enthusiasm for the charism of Carmel. By word and example she led a fervent contemplative life in service to the Mystical Body of Christ.
She died with great peace at the Carmel of La Aldehuela on 11 December 1974. She kept repeating: "What happiness to die a Carmelite!".

Monday, February 22, 2010

Artículo publicado en el Boletín "Santa Madre Maravillas de Jesús"

"¡Dejan tan gran vacío los que se van!"

Con estas palabras de Santa Maravillas de Jesús recordamos a don Baldomero Jiménez Duque, uno de los mayores especialistas en teología espiritual, que murió en Ávila el pasado 22 de agosto, en la festividad litúrgica de Santa María Reina, después de una vida santa y de largos años de intensos sufrimientos. Vienen nuevamente al pensamiento estas palabras de la Madre: «¡Feliz él que estará gozando del Señor, y cómo bendecirá los dolores pasados, que le habrán merecido estar más junto a nuestro Señor por toda la eternidad!»

De sobra es conocida su figura en la Iglesia española y en los estudiosos de la historia de la espiritualidad. No digamos en el ambiente del Carmelo Descalzo. Recordarle en estas líneas es un deber de gratitud: gratitud por el amor y extraordinario aprecio que siempre ha demostrado hacia esta Orden y hacia sus santos, especialmente a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz. A Santa Maravillas la conoció y trató desde el año 1945, cuando él, joven sacerdote, la visitó en el recién fundado carmelo de Mancera de Abajo. La relación de don Baldomero con la Santa fue no sólo constante, sino creciente en intensidad y estima mutua.

La Madre Maravillas moría el 11 de diciembre de 1974, en su Carmelo de La Aldehuela. Don Baldomero, que la veneraba, comprendió enseguida que Dios la había escogido para una misión: «La Madre no sólo era una santa —escribió el 13 de diciembre de 1974—, sino que además ha tenido una misión providencial del cielo: la de gritar que el Carmelo Teresiano, en estos momentos de confusión y de degeneraciones, puede —y por consiguiente debe— vivirse como Santa Teresa lo fundara». Y, sospechando que en el futuro la Madre Maravillas podría llegar a los altares, insistió a la comunidad de La Aldehuela en que fuesen archivando cuidadosamente todo lo que llegase referente a ella.

Unos meses después, la madre Dolores de Jesús, priora de esa comunidad, considerando que nadie mejor que él —conocedor como pocos de la mística y espiritualidad carmelitanas—, para juzgar la vida interior de la Madre Maravillas, le entregó el tesoro de los escritos íntimos de ella dirigidos a sus directores espirituales. Excepto algunas monjas, nadie los había leído todavía. La opinión de don Baldomero en este asunto era decisiva. «Yo he quedado admirado del alma de la Madre —confesaba, en carta de abril de 1975—. ¡De lo que podemos barruntar! Una santa de altares. Extraordinaria. Verdaderamente escogida por el Señor. Hagan cuanto puedan por su glorificación. Es misión de ese Carmelo principalmente». Realizó un profundo estudio de estas cartas, llegando a la conclusión de que ella había tenido una altísima vida interior dominada por los dones del Espíritu Santo. Don Baldomero prueba en estas páginas que la Madre raya a la altura del mismo San Juan de la Cruz en lo que se refiere a la larga y terrible noche del espíritu que sufrió con enorme intensidad.

Más adelante volvió a insistir: «Ese Carmelo de La Aldehuela se ha encontrado con esta misión delicadísima: la de hacer valer en el Carmelo, en la Iglesia... eso que Madre Maravillas en los planes de Dios significa para aquéllos. Creo que es algo tan importante que desborda las previsiones de ustedes. Y que las exige estar a la altura de esa misión...» «La misión de ese Carmelo es conseguir la glorificación eclesial de Madre Maravillas».

El, por su parte, puso su prestigio y su ciencia para colaborar en esta empresa: un artículo en abril de 1975 en la revista Manresa; en enero de 1976 una interesante conferencia en la «Fundación Universitaria de Madrid»: Madre Maravillas: alma y misión. Después, varios otros artículos ' y libros salidos de su pluma: un estudio comparativo entre San Juan de la Cruz y la Madre Maravillas, una breve y enjundiosa biografía, varias semblanzas sobre las monjas más cercanas a la Santa, algunos prólogos a libros, y últimamente, la publicación de aquel trabajo sobre las cartas íntimas de la Madre Maravillas a sus directores, que constituyen su auto-biografía espiritual. Apareció en la editorial Edibesa pocos meses antes de su canonización, con el título Vida mística de la Madre Maravillas de Jesús. Su alma. En el año 1975 pareció que no era prudente desvelar aquellos escritos, y sólo ahora salían a la luz para descubrir al mundo la profunda vida mística de la Madre. Al entregar sus artículos y libros, solía decir don Baldomero, con un acento de humildad verdadera: «Ahí tienen ese pequeño trabajo, por si les sirve de algo. Hagan de él lo que quieran: romperlo, quitar, poner, publicarlo, con mi nombre, sin mi nombre... Como quieran». Pero, extrañamente, contra su costumbre, don Baldomero venía insistiendo en que ahora, cercana la canonización, era el momento de la publicación de estos escritos íntimos.

Fue él uno de los testigos que prestaron declaración en el Proceso de Canonización de la Madre y aportó un valioso artículo sobre la vida interior de la entonces Sierva de Dios. ¡Cómo se interesaba y gozaba con todas las noticias referentes al avance del Proceso! Las cartas que de él se conservan están salpicadas de expresiones como éstas: «Qué alegrón que ya esté presentada la Positio. Ahora empezará a correr el Proceso. Laus Deo...» «Tengo una alegría inmensa, y hasta emoción. Un Magníficat con todas. La Virgen y la Santa Madre Teresa están gozosísimas...»

En 1990 don Baldomero fue, una vez más, a La Aldehuela para rezar ante el sepulcro de Madre Maravillas, «a la que cada día quiero más». Su salud física estaba ya muy quebrantada, y a pesar de sus deseos, ya no pudo volver.

Pero las cartas siguieron. Cuando su mano se hizo incapaz de sostener la pluma, don Baldomero las dictaba y concluía con su firma tan peculiar.

Muchos sacerdotes y religiosos sabios y santos se relacionaron con Santa Maravillas de Jesús. Entre ellos, don Baldomero Jiménez Duque, gran maestro espiritual, ocupa un lugar muy destacado. El Carmelo Descalzo y los «palomarcicos» de la Santa Madre Teresa y de Santa Maravillas despertaron siempre en él un entusiasmo vibrante, que supo contagiar con sus palabras y escritos. De la Madre Maravillas escribió:

«Dios quiso hacer de ella una santa y una mujer profética: tenía que ser corredentora, correparadora, en horas dificilísimas para la Iglesia de España. Tenía la misión de ser Madre de muchas hijas, y de salvar la obra teresiana en un momento crítico para la misma. Todo esto explica en ella tanto dolor y tanto amor. Para nosotros es claro que Madre Maravillas de Jesús es una mística auténtica cien por cien, virtuosamente y apostólicamente heroica, mujer providencial, profética, regalo del Señor a su Iglesia, y en concreto al Carmelo».